Hechos 27,
tercera parte
Queridos
jóvenes y amigos,
Hemos visto como los navegantes en la nave escucharon por medio de Pablo, el
que había estado en silencio todos los días de la tempestad, que todos iban a
salvarse. Esta vez vemos los versos
27-29 “a la
medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra; y echando la sonda, hallaron veinte
brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron
quince brazas.” No es difícil entender
de lo que nos habla estos versículos. La
medianoche nos habla del tiempo más oscuro, pero a esta hora ellos sospecharon
que estaban cercas de tierra. ¡Oh amigos
hermanos, nos es muy obvio a nosotros que estamos cerca de tierra, o sea,
tierra del cielo, nuestro hogar en la casa del Padre! No sabemos el día ni la hora de la venida del
Señor. Pero, creo que podemos hacer como
los marineros, mirando la maldad del mundo alrededor, todas las señas de guerra
e inquietud, especialmente en el medio este, tierra vieja de Israel, y decir
con certeza que ¡“Estamos muy cerca”!
No creo
que se necesita tampoco mucha explicación lo que vemos
en versos 35 y 36 “Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en
presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo,
comieron también.” No es esto lo que
tenemos en 1 Corintios 10 “El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo
de Cristo?” Sabemos en los evangelios
que el mismo Señor Jesús partió pan.
Pero en 1 Corintios 10, se ve nuestra responsabilidad y privilegio de
hacer lo mismo en memoria de el, según capitulo 11:23-26. Esta verdad de partir pan como miembros del
un solo cuerpo de Cristo era también perdido por los siglos, pero fue
entendido, enseñado, y practicado, por los hermanos del siglo 19, cuando el
Señor Jesús revivió esta verdad.
Es
interesante ver que nunca había falta de comida en la nave. Solo ellos pasaron ayuno por su propio elección. Así
que yo creo que la palabra de Dios, aunque difícil de obtener entre los siglos
oscuros, era disponible a los que buscaron a Dios en verdad. En el siglo 19 los
hermanos a cuyos corazones el Señor había hablado, empezaron a leer sus Biblias
con nuevo animo de buscar la voluntad del Señor, en
vez de seguir en las tradiciones que habían aprendido. Debemos gran deuda a estos hermanos que nos
dejaron tanto ministerio escrito. Aunque
la mayoría esta en Ingles, hay mucho también traducido al Español. ¡Espero que aprovechemos la comida espiritual
que esta a nuestro alcance!
¡Que
palabras tan tristes leemos en el verso 38 “Y ya satisfechos, aligeraron la
nave, echando el trigo al mar.”! Hace
unas semanas mi suegro me trajo una caja grande lleno de libros, ministerio de
la palabra de Dios, que ya no quería guardar.
Para mí era una demostración viva de echar el trigo al mar. Este ministerio aparentemente ya no le
interesa, siendo que abandonó los principios de congregarse conforme a la
palabra de Dios hace tiempo. Y no es de
gran sorpresa que vemos lo que sigue en nuestro capitulo. Los navegantes trataron de salvar la nave por
sus propias fuerzas, pero no tuvieron éxito, y la nave fue destruida. Hay mucho creyentes hoy en día que tienen el
pensamiento que deben tratar de renovar los dones y el poder del Espíritu Santo
que vimos en los primeros capítulos de
Hechos. Hablando en lenguas,
haciendo milagros, y señas de poder, todas estas cosas son admirables, pero no
tocan a nuestro día, cuando, como la nave, el testimonio esta por
ruinarse. Por cuanto que tratamos, no lo
vamos a salvar ni restaurar a sus fuerzas de los primeros días.
Si
queremos entender la posición de debilidad en que nos encontramos ahora, es un
buen estudio comparar Esdras y Nehemías a Exodo. En Exodo, muchos milagros se ve, desde la partida del mar Bermejo. Dios se manifestó en poder. En Esdras y Nehemías no vemos ningún
milagro, sino mucha debilidad y un remanente pequeño, volviendo a su tierra y
edificando de nuevo los principios de adoración (la construcción del templo en
Esdras) y separación (la construcción del muro en Nehemías). No se ve a Dios obrando en poder, sino
escondidamente. Amigos, yo creo que es
así también en nuestro tiempo. Pero, a
pesar de toda la debilidad, que bueno es leer “Y así aconteció que todos se
salvaron saliendo a tierra.” ¡Estaremos
juntos, todos los creyentes, sean bien instruidas o mal instruidas, cuando el
Señor venga!
Su
hermano en Cristo, Felipe Fournier