Queridos jóvenes y amigos,
En el capitulo 23 de Hechos, leemos mas cosas tristes
acerca del apóstol Pablo, peleando con armas de la carne. Sus palabras de maldición contra el sumo
sacerdote “¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! nos hablan del gran contraste entre el mejor
de los siervos y el bendito maestro, el Señor Jesucristo “Si he hablado
mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?” Juan 18:23. Pero el apóstol, siendo reprendido de sus
enemigos, sigue adelante sin darse cuenta de que estaba peleando sin sabiduría,
haciendo gran disencion entre los fariseos y los
saduceos. En esta atmósfera de
disensión, vinieron los Romanos y le libraron de las
manos.
Podemos imaginar el espíritu o sea el estado de animo en que estaba Pablo esta noche. Sin duda estaba meditando de sus faltas y
flaquezas, y como había fallado en su testimonio para su amado Señor y como
todo había sido por nada. Había quedado
encarcelado como antes, a pesar de todos sus esfuerzos. Yo creo que estaba muy desanimado y
deprimido. ¡Que bueno es leer esta
palabras cuan hermosas! “A la noche siguiente se le presentó el Señor y le
dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es
necesario que testifiques también en Roma.”
El Señor le dio crédito de haber testificado “de mi” a pesar de sus
faltas, y además le animó y le hizo promesa de llegar a Roma.
Oh, amigos hermanos,
¿no debemos nosotros prestar atención de la manera en que el Señor animó a su
siervo? ¿Que hubiéramos nosotros dicho
en tal circunstancia? Imagino que quizás
hubiéramos amonestado al apóstol por su mala conducta delante de los hombres y
de su falta de escuchar las amonestaciones de sus hermanos, advirtiéndole que
no fuera a Jerusalén. Pero el Señor que
conoce el corazón, le habló al apóstol
en palabras de ternura y amor. Creo que
nosotros podemos prestar atención e imitar más a menudo el ejemplo que nos es
dado aquí. “los miembros todos se
preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los
miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con
él se gozan.” 1 Corintios 12:25-26
También dijo a los de Tesalónica “Antes fuimos
tiernos entre vosotros, como la nodriza que cuida con ternura a sus propios
hijos. Tan grande es nuestro
afecto por vosotros, que hubiéramos querido entregaros no sólo el evangelio de
Dios, sino también nuestras propias vidas; porque habéis llegado a sernos muy
queridos.” 1 Tesa. 2:7-8
¿Que hacemos, hermanos, cuando vemos nuestros hermanos
atribulados, quizás sea por su propia culpa?
No digo que no es necesario la amonestación a
veces. Pero debe haber en nosotros la
ternura que vemos aquí en Hechos 23 donde el mismo Señor animó a su siervo y
que vemos después en el mismo apóstol a los de Tesalónica.
Su hermano en Cristo, Felipe Fournier