Hechos 10

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

Disculpe la demora de dos semanas sin enviar nada.  Estábamos en la conferencia en Burbank la semana pasada, gozando de comunión con los santos y la presencia de nuestro Señor Jesucristo.  Hubo buena cantidad de asistentes del idioma español pero traducimos para que podían aprovechar.  Algunos de ustedes conocen al hermano Rafael y su esposa Sol de la ciudad de México que viajaban con la hermana Beverly.  Ellos estaban y varios otros de Tijuana, Los Ángeles, y otros partes.  Era nuestro placer cantar algo en español con el hermano Daniel Liening, quien cantó todos los himnos del himnario hace muchos años.  Estudiamos Hebreos 1 y 2 y hablamos mucho de la persona de Cristo y la eficacia de su obra en la cruz.

 

En el capítulo 10 de los Hechos, vimos el círculo de la gracia y salvación ampliándose.  Hemos visto en el capítulo 8 que el Señor salvó a uno de los hijos de Cam (hijo de Noe), el eunuco de África.  En el capítulo 9 el Señor salvó a uno de los hijos de Sem, Saulo de Tarso, un judío.  En nuestro capítulo 10, el Señor salva a un hijo de Jafet, Cornelio, un gentil, Romano.  Así fueron cumplidas las promesas de Dios, que el no iba a ser frustrado en su obra de salvar a los hombres, si los judíos permanecieran en su rebeldía.  Como hemos citado antes de Romanos 11 los versículos tan preciosos “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!”

 

Vemos a Pedro otra vez, usado tan fuertemente en Hechos 2 y 3 para predicar a los judíos.  Aquí Dios le quiere usar para predicar a los gentiles cumpliendo lo que Cristo dijo de Pedro en Mateo 16 “Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos”.  En Hechos 2, Pedro usó una de las llaves y aquí otra, así abriendo la puerta de salvación a ambos judíos y gentiles.  Desgraciadamente los católicos han buscado otro significado a estos versículos, diciendo que Pedro era el primer papa con autoridad supremo, pero las escrituras no apoyan para nada tal enseñanza. 

 

Otra cosa según el carácter de Pedro vemos en este capítulo, y eso es que quiere discutir con el Señor. “Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.”  Podemos imaginar cuan difícil hubiera sido para Pedro, que toda su vida sabia que la obediencia a la palabra de Dios le mandaba de apartarse de varios tipos de comidas y además de contacto con los gentiles.  Y ahora, ¡todo lo contrario! En el mismo capítulo de Mateo 16:22 Pedro discutía con el Señor Jesús en cuanto a su muerte, y este pensamiento fue acreditado a Satanás “Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.”  Quiero decir que dependiendo de nuestro espíritu, si no sea de rebeldía, el Señor no nos reprende si le pedimos entender mas claramente su voluntad.  Él quiere que le hablemos como si fuera nuestro mejor amigo.  Vimos en el capítulo 9 como Ananias tuvo miedo al principio de obedecer el Señor en cuanto a la visita a Saulo y discutió un poco.  El Señor tampoco le reprendió a Ananias diciendo “Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel;  porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. Fue entonces Ananías…” Lo ultimo es lo importante ver y igualmente la respuesta de Pedro “He aquí, yo soy el que buscáis”.   Conociendo y entiendo la voluntad de Dios por medio de su palabra, que lo hagamos.

 

Dios mediante, la semana que viene continuaremos con algo mas de Hechos 10.  Estoy enviando foto de algunos latinos que asistieron la conferencia de mi otra dirección de AOL porque me sale medio imposible hacerlo de Hotmail. 

 

Su hermano por gracia, Felipe Fournier