Pensamientos de la conferencia en Burbank
Queridos jóvenes y amigos,
El Señor nos era muy benigno en la conferencia en Burbank, otorgándonos ministerio ambos para la conciencia y
el corazón. Con la ayuda del Señor,
quiero compartir con ustedes unos pensamientos que eran de ánimo a mi propio
corazón, según las limitaciones de mi memoria.
Estudiamos en Lucas 24 y el hermano Bruce Anstey nos contó que en el capitulo hay siete cosas que
fueron abiertos. No creo que puedo
recordar las siete, pero las que puedo recordar les quiero contar. Primero, el capitulo empieza, abriendo una
nueva semana. “Y el primer día de la semana, muy de mañana, vinieron al
sepulcro, trayendo las drogas aromáticas que habían aparejado.” El Cristianismo, como hemos comentado muchas
veces, es nueva semana para el mundo. No
es Judaísmo renovado, sino algo totalmente nuevo, y la nueva semana nos habla
esta historia tan importante, que Cristo resucitó de los muertos el primer día
de la semana. No es el sábado, el día
que guardaron los Judíos y el día que los Adventistas
del Séptimo día guardan equivocadamente.
La segunda cosa que vimos abierto es la misma tumba del Señor Jesús, no
para soltarle a el, sino para mostrar que ya se había resucitado. Nos dijo el hermano Jim
Hyland que el Cristianismo es diferente a toda
religión. Cada religión tiene su tumba
de su profeta, con sus huesos, pero nosotros no tenemos huesos, sino un
Salvador vivo, resucitado!
Tercero, vimos las Escrituras abiertas.
La pareja (supongamos que era pareja, aunque no sabemos con certeza) que
iba a Emmaús aquel día, estaban discutiendo y
conversando, pero no estaban creyendo lo que Jesús les había dicho de antemano,
ni tampoco las escrituras. A veces
nosotros también tenemos nuestros pasajes favoritos en la Biblia, y ellos también
sin duda habían leído cuidadosamente de la gloria de Israel, aun futuro, pero habían
sobrepasado las Escrituras que hablan del sufrimiento del Mesías. Pero Jesús en su tierna paciencia, iba con
ellos, “declarábales en todas las Escrituras lo que
de él decían.”
Cuarto, vemos la casa de esta pareja abierta para recibir el Señor Jesús. No es que el iba a forzarse en su presencia;
en verdad, “él hizo como que iba más lejos.” Pero, que bueno ver como ellos le
obligaron a quedarse con ellos, pues sus corazones estaban ardiendo por la
profundidad de las enseñanzas que el les había dado. Y que bendición por nosotros cada uno si
hagamos sitio en nuestras casas y en nuestras vidas para el bendito
Salvador. No hablo de la salvación
aquí; refiero a nuestra vida diaria. Tenemos en privilegio de caminar en comunión
con el Señor, pero el no nos obliga que así caminemos. El desea que fuera respuesta de corazones
tocados por su amor.
Quinto, vemos sus ojos abiertos, que antes estaban cegados a quien era
el. Y, ¿no pasa cosa semejante a
nosotros muchas veces? Quizás nosotros
no hayamos llegado a ver el Señor obrando en nuestras vidas. ¿Hablamos de buena suerte o mala suerte? No hay tal cosa en la vida del creyente. Un hermano nos refiero a la circunstancia de
Eliseo y su siervo, quien temía los ejércitos del rey de Siria, diciendo “¡Ah,
señor mío! ¿qué haremos?” Eliseo le contestó “No tengas miedo: porque
más son los que están con nosotros que los que están con ellos.” Y entonces Eliseo oró “Ruégote,
oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces
Jehová abrió los ojos del mozo, y miró: y he aquí que el monte estaba lleno de
gente de á caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.” 2 Reyes 6:15-17.
Sexto,
vemos el mismo Señor, estando con los discípulos, “Entonces les abrió el
sentido, para que entendiesen las Escrituras.”
¿Ha sido nuestra experiencia que leemos pero no entendemos las
Escrituras? Claro, muchas veces nuestros
hermanos más instruidos que nosotros, o hermanos que han estudiado y escrito
nos pueden ayudar. Pero no hay nada
semejante que el mismo Señor dándonos de entender su palabra, nosotros leyendo
con corazón ardiendo y ojos abiertos.
Séptimo,
el capitulo termina con el cielo abierto para recibir el Señor Jesús, triunfante
sobre la muerte y el pecado. El joven
que habló a los niños en la escuela dominical nos recordó de estas palabras
hermosas del mismo Señor “vendré otra vez.”
Juan 14:3 “Y si me fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os
tomaré á mí mismo: para que donde yo estoy, vosotros también estéis.” Jesús fue a la cruz para prepararnos a
nosotros para el lugar. Su presencia en
la casa de su Padre, prepara el lugar por nosotros.
Ya
esta largo este estudio pero una cosa más quiero mencionar que fue notado en el
estudio. Vemos la pareja en el camino a Emmaús, dejando atrás a Jerusalén. Jesús iba CON ellos; así que la presencia del
Señor esta con cada creyente dondequiera que se encuentra. Pero mas tarde vemos el Señor “se puso en
medio de ellos.” Es nuestro deseo no
solo tener la presencia del Señor con nosotros, sino también estar donde Jesús
esta en medio. “Porque donde están dos ó
tres congregados en mi nombre, allí estoy en medio de ellos.” Mateo 18:20
Su
hermano solo por gracia, Felipe Fournier