Jacobo, hermano de Juan, parte 2
Léase por favor Marcos 5:37, Marcos 9:2, Marcos 14:33-34
Queridos jovenes y amigos,
La semana pasada vimos como Jacobo no habla nada en la Biblia menos cuando
esta junto con su hermano Juan. Notamos
una de estas ocasiones cuando Jacobo con Juan pensaron pedir fuego del cielo
para consumir a los Samaritanos. Esta
semana quisiéramos notar la otra ocasión cuando habló Jacobo con su hermano y
además, notar algo sobre las tres ocasiones cuando se encuentra los tres
antiguos socios juntos, Pedro, Jacobo, y Juan.
He citado las tres citas del evangelio de Marcos arriba donde se encuentra estos tres discípulos juntos. Primero, en Marcos 5 vemos ellos acompañando
al Señor Jesús adentro de la casa donde estaba la niña de Jairo, ya
muerta. Jairo había ido a buscar al
Señor cuando su hija estaba grave, pero ahora esta muerta, y podemos imaginar
la angustia del padre sobre la muerte de su hija. “Hablando aún él, vinieron de casa del
príncipe de la sinagoga, diciendo: Tu hija es muerta; ¿para qué fatigas más al
Maestro? Mas luego Jesús, oyendo esta
razón que se decía, dijo al príncipe de la sinagoga: No temas, cree
solamente. Y no permitió que alguno viniese
tras él sino Pedro, y Jacobo, y Juan hermano de Jacobo.” Me parece que estos tres eran los mas íntimos
con el Señor y cuando había algo privado, ellos tres tuvieron el privilegio de
estar y observar lo que el Señor hacia.
Debería haber sido una cosa maravillosa para Jacobo, ver al Señor Jesús
con tanta ternura restaurar a la vida la hija de Jairo; observar el gozo de los
padres recibir de la muerte su hija, ya todo sana.
La segunda vez
que he citado arriba es Marcos 9, cuando los tres subieron con el Señor en el
monte de la transfiguración. “Y seis días después tomó Jesús á Pedro, y á
Jacobo, y á Juan, y los sacó aparte solos á un monte alto; y fué transfigurado delante de ellos.” Esta ocasión fue espantosa para los tres, y
solo Pedro se atrevió abrir la boca, y cuando lo hizo, habló algo
equivocado. Pero fue algo muy maravilloso y yo creo que
como Pedro, Jacobo nunca se le olvidó esta experiencia, viendo a Moisés y Elías
conversando con Jesús y la gloria que rodeaba el Señor, con su ropa
resplandeciente. Pero además, escuchó
algo muy nuevo, que no entendió. “Y
descendiendo ellos del monte, les mandó que á nadie dijesen lo que habían
visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiese resucitado de los muertos. Y retuvieron la palabra en sí, altercando qué
sería aquello: Resucitar de los muertos.”
Así ellos fueron avisados de antemano, aparte de los demás discípulos,
de la muerte y resurrección del Señor Jesús de los muertos, pero claro, no lo
entendieron.
La tercera vez
que vemos a estos tres juntos era una ocasión muy solemne, unas cuantas horas
antes que el Señor iba al sufrimiento de la cruz por nuestros pecados. “Y vienen al lugar que se llama Gethsemaní, y dice á sus discípulos: Sentaos aquí, entre
tanto que yo oro. Y toma consigo á Pedro
y á Jacobo y á Juan, y comenzó á atemorizarse, y á angustiarse. Y les dice: Está muy triste mi alma, hasta la
muerte: esperad aquí y velad. Y yéndose
un poco adelante, se postró en tierra, y oro que si fuese posible, pasase de él
aquella hora.” Se nota como todos los
discípulos le acompañaron a cierto punto, y después solo los tres más íntimos,
y por fin, Jesús solo. Jacobo no era mas
capaz que Pedro, pues el también fue sobrecargado con el sueño, y se puso a
dormir en vez de velar.
Cantamos el
himno esta mañana en el partimiento de pan “Fue en esa noche oscura…con tu alma
ya afligida por sombras de la cruz.” El
Señor quiso que por los menos estos tres discípulos pudiesen compartir en sus
sufrimientos, pero no fue así. “Y esperé
quien se compadeciese de mí, y no lo hubo: Y consoladores, y ninguno
hallé.” Salmo 69:20
No notamos nada
de envidia de parte de los demás discípulos acerca del lugar íntimo de los
tres. Pero si se pusieron disgustos con
Jacobo y Juan cuando se atrevieron pedir un lugar especial en el reino,
influidos sin duda por su madre. “Entonces se llegó á él la madre de los hijos
de Zebedeo con sus hijos, adorándole, y pidiéndole
algo. El le dijo: ¿Qué quieres? Ella le
dijo: Di que se sienten estos dos hijos míos, el uno á tu mano derecha, y el
otro á tu izquierda, en tu reino.” Mateo
20:24 No es de extrañar que la madre de
estos hermanos, conociendo el lugar íntimo que ellos habían gozado con el
Señor, iba a desear algo mejor por ellos en su reino. Pero no iba a ser así y la petición provocó
bastante disgusto entre los otros discípulos, incluso Pedro que les había acompañado. “Y como los diez oyeron esto, se enojaron de
los dos hermanos.” Pero el Señor puso en
silencio sus quejas con sus palabras benditas, “Y el que quisiere entre
vosotros ser el primero, será vuestro siervo.
Como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.”
Así que vemos
que Jacobo tuvo un lugar muy privilegiado con el Señor Jesús en su vida aquí en
la tierra, pero nosotros tenemos el mismo privilegio de caminar con el Señor
todos los días en comunión con el, leyendo su palabra y escuchando su voz por
ella.
Su hermano solo
por gracia, Felipe Fournier