Bartolomé, también llamado Nataniel
Léase por favor Juan 1:43-51
Queridos jóvenes y amigos,
Hoy día queremos meditar un poco sobre un discípulo, casi desconocido fuera
de Juan 1. Pero antes de eso, quiero
mencionar algo maravilloso acerca del llamamiento del Señor Jesús de sus doce
discípulos. “Y estableció doce, para que
estuviesen con él, y para enviarlos á predicar.” ¿Se nota el orden de las palabras? ¿Qué era la cosa de mas importancia al Señor
Jesús acerca de sus discípulos? “Para
que estuviesen con él.” ¿Puede haber
algo mas claro en la escritura? El Señor
no buscaba tanto a siervos que a amigos y compañeros. A veces damos mucha atención a lo que
nosotros acaso podemos hacer por el Señor.
Repartir calendarios o tratados, predicar el evangelio en voz alta,
testificar a nuestros amigos o conocidos del trabajo, visitar a los enfermos o
debilitados, consolar a las viudas y los viudos, son todos obras por los cuales
podemos servir al Señor y puede haber muchos mas. Pero cuan bueno que son, lo mas importante o
sea, lo que al Señor tiene mas valor es la comunión con el. El Señor escogió sus discípulos primeramente
por su compañerismo, antes que su servicio.
Es fácil olvidar esta verdad en nuestra tendencia de enfocar en lo
exterior antes que lo interior.
El discípulo de nuestro tema de hoy en día era un que caminaba en comunión
con Jehová, el Dios de Israel, antes de conocer a Cristo, el hijo de Dios, el
Mesías de Israel. Aprendió de Jesús a
través de aquel discípulo de quien ya hemos escrito, Felipe. “Felipe halló á Nataniel, y dícele: Hemos hallado á aquel de quien escribió Moisés en
la ley, y los profetas: á Jesús, el hijo de José, de Nazaret.” Felipe con palabras claras y animadoras habló
con Nataniel que sin duda era su amigo, siendo otro judio
piadoso y sincero. Pero dudaba que
pudiera haber persona buena saliendo de aquel lugar Nazaret. “Y díjole Natanael:
¿De Nazaret puede haber algo de bueno? Dícele Felipe:
Ven y ve.”
Acaso nosotros conocemos semejante lugar en nuestras ciudades de vivienda. Aquí donde yo vivo en Hemet,
hay calles que tienen tan mala fama de crimines y maldad que la ciudad ha
cambiado los nombres de las calles con la esperanza que se pierda la mala
fama. No creo que ha
sido exitoso solo cambiar el nombre de un lugar, pero parece que Nazaret era un
lugar con tal fama, tanto que Nataniel tenía dudas acerca de cualquier persona
que radicara en aquel sitio. Pero Felipe
con paciencia recomienda a Nataniel “ven y ve.”
“Jesús vió
venir á sí á Nataniel, y dijo de él: He aquí un verdadero Israelita, en el cual
no hay engaño.” No dice el Señor que no
había pecado en Nataniel, cosa imposible menos en el mismo Señor, sino que no
había en el engaño. Era un hombre
sincero y piadoso, bien conocido por su carácter de una persona abierta. Pero Nataniel no puede entender como este
extranjero lo sabe. “Dícele
Nataniel: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús, y díjole: Antes que Felipe te
llamara, cuando estabas debajo de la higuera te vi.” ¡Que revelación de la persona de Cristo hubiera
sido este encuentro a Nataniel! Yo
pienso que Nataniel estaba debajo de la higuera (que tiene hojas grandes que
llegan hasta la tierra, tal que alguien puede esconder debajo de ella) orando. Nadie sabia los ejercicios de corazón que
pasaba Nataniel en aquel lugar, pero en un momento se da cuenta que este hombre
Jesus, aunque era de aquel lugar menospreciado, era
el hijo de Dios pues conocía su corazón de el.
“Respondió Nataniel, y díjole: Rabbí, tú eres
el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel.”
No sabemos nada
más de este discípulo, llamado Bartolomé en la lista de los discípulos in Mateo
10, Marcos 3, y Lucas 6. El Señor le
dijo “¿Porque te dije, te vi debajo de la higuera,
crees? cosas mayores que éstas verás.”
El verso que sigue nos da de entender que vio a Jesús en su bautismo;
“De aquí adelante veréis el cielo abierto, y los ángeles de Dios que suben y
descienden sobre el Hijo del hombre.” Y
Hechos 1 nos enseña que Bartolomé estaba con los discípulos después de la
resurrección de Cristo. “Y entrados,
subieron al aposento alto, donde moraban Pedro y Jacobo, y Juan y Andrés,
Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Jacobo hijo de Alfeo, y Simón Zelotes, y Judas hermano de Jacobo.” Así que este hombre sincero, casi invisible
en los evangelios, seguía al Señor hasta el fin de su vida. La historia secular dice que el murió en la
India como martirio a mano de los paganos por amor al Señor Jesús.
Su hermano solo
por gracia, Felipe Fournier