Daniel en la fosa de los leones

 

Léase por favor Daniel 6

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

“Y Daniel, cuando supo que la escritura estaba firmada, entróse en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que estaban hacia Jerusalén, hincábase de rodillas tres veces al día, y oraba, y confesaba delante de su Dios, como lo solía hacer antes.”  Como vimos la semana pasada, los gobernantes habían persuadido al rey que hiciera una nueva ley, un edicto que prohibía la oración a cualquier dios menos al rey.  ¿Cómo iba a reaccionar Daniel?  ¿Por lo menos, cerrar la ventana?  No, Daniel no cambió  su forma de vivir nada ni nada.  Estas oraciones de Daniel, ¿piensa usted que nada mas repetía la misma cosa una y otra vez?  Aunque no sabemos que oraba Daniel, sabemos por su oración en el capítulo 9 que era un hombre totalmente sincero y profundamente piadoso.  El no oraba por algún mandamiento; el oraba porque sabia la escritura y confiaba en Dios.  Seguro que Daniel había leído la oración de Salomón en 1 Reyes 8:48-49  “Y si se convirtieren á ti de todo su corazón y de toda su alma, en la tierra de sus enemigos que los hubieren llevado cautivos, y oraren á ti hacia su tierra, que tú diste á sus padres, hacia la ciudad que tú elegiste y la casa que yo he edificado á tu nombre; Tú oirás en los cielos, en la habitación de tu morada, su oración y su súplica, y les harás derecho.”

 

Así que, aunque no leemos sus palabras aquí, sabemos que “oraba, y confesaba delante de su Dios.”  Daniel no iba a cambiar por amenazas de hombres malos, sea lo que sea las consecuencias.  Y no tardaron mucho en acusarlo delante del rey.  “Entonces respondieron y dijeron delante del rey: Daniel que es de los hijos de la cautividad de los Judíos, no ha hecho cuenta de ti, oh rey, ni del edicto que confirmaste; antes tres veces al día hace su petición.”  ¿Se nota la mentira mezclado con la verdad?  Daniel si había hecho cuenta del rey.  En toda su vida siempre había mostrado el respeto y honor que demandaban los reyes de Babilonia.  Pero el otro era cierto; ellos habían confirmado que oraba tres veces al día, igual que antes.

 

“El rey entonces, oyendo el negocio, pesóle en gran manera, y sobre Daniel puso cuidado para librarlo; y hasta puestas del sol trabajó para librarle.”  Yo no dudo que este rey se dio cuenta de una vez que le habían metido en una trampa, y el en su orgullo se había dejado engañarse.   Se nota que el poder del rey había disminuido desde los tiempos de Nabucodonosor, como Daniel había profetizado cuando interpretó el sueno del rey.  El no podía cambiar su propio edicto.  “Empero aquellos hombres se reunieron cerca del rey, y dijeron al rey: Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia, que ningún decreto ú ordenanza que el rey confirmare pueda mudarse.”

 

Ahora es el rey que esta atribulado, mucho mas que el mismo Daniel.  El rey trata de consolar a Daniel, aunque no tuvo la misma fe de Daniel “Y hablando el rey dijo á Daniel: El Dios tuyo, á quien tú continuamente sirves, él te libre.”  A Daniel le echaron en la fosa pero, ¿Quién era que pasaba la noche sin descanso?  Fuése luego el rey á su palacio, y acostóse ayuno; ni instrumentos de música fueron traídos delante de él, y se le fué el sueño.”  Yo pienso que Daniel, en cambio, recostaba la cabeza sobre un león fiero, sin el menor miedo y preocupación.  Pienso que dormía a gusto toda la noche.

 

Pero en la mañana el rey, “llegándose cerca del foso llamó á voces á Daniel con voz triste: y hablando el rey dijo á Daniel: Daniel, siervo del Dios viviente, el Dios tuyo, á quien tú continuamente sirves ¿te ha podido librar de los leones?”  ¿Esperaba el rey una respuesta?  Parece que tenia mucha duda, pero su corazón se alegraba cuando oyó la voz de Daniel, respetuosa como siempre;  oh rey, para siempre vive. El Dios mío envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones, para que no me hiciesen mal: porque delante de él se halló en mí justicia: y aun delante de ti, oh rey, yo no he hecho lo que no debiese.” 

 

Terminamos notando que el testimonio de Daniel era para traer gloria a Dios mismo, y no a si mismo.  “De parte mía es puesta ordenanza, que en todo el señorío de mi reino todos teman y tiemblen de la presencia del Dios de Daniel: porque él es el Dios viviente y permanente por todos los siglos, y su reino tal que no será desecho, y su señorío hasta el fin.”  Y nosotros, mis queridos amigos, podemos consolarnos y tomar ánimo de las mismas palabras.  El Dios de Daniel es también nuestro Dios, y su señorío es hasta el fin.  Aunque a veces pareces que los presidentes y gobernantes hacen lo que quieren, seguro que nuestro Dios esta sobre todo, y en el podemos confiar, pasa lo que pasa.

 

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier