Daniel interpreta otro sueño del rey
Léase por favor Daniel 4
Queridos jóvenes y amigos,
Ya hemos visto como Nabucodonosor dos veces ha expresado su respeto para el
Dios de Israel. En el capítulo 2 dice “Ciertamente que el Dios vuestro es Dios
de dioses, y el Señor de los reyes,” y en el capítulo 3 dice “Bendito el Dios
de ellos, de Sadrach, Mesach,
y Abed-nego, que envió su
ángel, y libró sus siervos que esperaron en él.” Pero vemos en la interpretación de su segundo
sueño que su corazón no fue cambiado. Me
hace pensar también de Saúl, rey de Israel, quien perseguía a David para
matarlo, pero cuando David le habló en dos ocasiones explicando que el no era
enemigo de Saúl, Saúl contesta con palabras aparentemente muy sinceras que no
iba mas a perseguir a David. Pero no era
cierto, y seguía en lo mismo, pues su corazón no fue cambiado. Así vemos en Juan capitulo 3, las palabras
del Señor Jesús “De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere otra vez,
no puede ver el reino de Dios.” El
corazón del viejo hombre Adán, que cada uno de nosotros tenemos, no sirve para
Dios. Tiene que haber una vida nueva por
el nuevo nacimiento.
Es interesante que Nabucodonosor, siendo el rey sin enemigos, más potente
de reyes en todo tiempo, confiese otra vez “Vi un sueño que me espantó, y las
imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron en mi cama.” Tenemos un ejemplo muy bonito en David en el
Salmo 3, donde dice “Yo me acosté, y dormí, Y desperté; porque Jehová me
sostuvo.” David en aquel entonces tenía
que huir por su vida, escondiendo en las cuevas y montañas. Pero de todos modos, su sueño era dulce. Así que el cristiano que confía en el Señor,
aunque sea pobre y sin recursos, con dificultades aparentemente insuperables,
puede descansar mejor que el inconverso que aparentemente no debe tener la
menor preocupación.
El sueño del rey, interpretado por Daniel, hablaba y advertía del porvenir
para Nabucodonosor y sus lecciones necesarias.
“La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los
santos la demanda: para que conozcan los vivientes que el Altísimo se enseñorea
del reino de los hombres, y que á quien él quiere lo da, y constituye sobre él
al más bajo de los hombres.” Es bueno
por nosotros considerar lo mismo, que sigue siendo verdad hasta el día de
hoy. Vemos hombres malos que están en
lugares de preeminencia, hasta de presidentes poderosos de países, y lamentamos
sus hechos a veces, pero es bueno saber y confiar que el Altísimo se enseñorea
del reino de los hombres, y aunque el ve bien poner un malo (al mas bajo) en un
lugar de poder.
“Por
tanto, oh rey, aprueba mi consejo, y redime tus
pecados con justicia, y tus iniquidades con misericordias para con los pobres;
que tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.” Daniel, después de explicarle al rey el
castigo que le esperaba por su orgullo y soberbia, le dice porque Dios de
antemano le estaba advirtiendo. Nos hace
pensar del mensaje de Dios a Nínive por el profeta Jonás “De aquí á cuarenta
días Nínive será destruida.” Los habitantes
de Nínive se dieron cuenta de que Dios había enviado el mensaje a fin de que se
arrepintieran. Dijeron “¿Quién sabe si
se volverá y arrepentirá Dios, y se apartará del furor de su ira, y no
pereceremos?”
Jonás también, aunque no estaba de
acuerdo con lo que Dios hacia, dijo “porque sabía yo que tú eres Dios clemente
y piadoso, tardo á enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del
mal.” Así Daniel puede aconsejar al rey
cambiarse de sus pecados para tal vez una prolongación de su tranquilidad,
sabiendo que Dios es clemente. Nosotros,
predicando el evangelio, podemos decir algo mucho mas fuerte y seguro, que si
una persona se arrepintiera y aceptara a Cristo, sus pecados le son perdonados
y será librado de toda posibilidad del juicio.
A
cierto punto quizás Nabucodonosor aceptó lo que dijo Daniel, pero pasando los
doce meses, habló en su corazón “¿No es ésta la gran Babilonia, que yo edifiqué
para casa del reino, con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi grandeza?” Esta soberbia Dios no iba a aguantar mas, y
perdió todo hasta su mismo razonamiento, comiendo hierba como los bueyes y
viviendo bajo el cielo. De lo mas alto a
lo mas bajo fue humillado, pero después “Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé
mis ojos al cielo, y mi sentido me fué vuelto; y bendije al Altísimo, y alabé y
glorifiqué al que vive para siempre; porque su señorío es sempiterno, y su
reino por todas las edades.”
Su
hermano solo por gracia, Felipe Fournier