David y la conquista del Filisteo, parte 2
Léase por favor 1 Samuel 17:28-58
Queridos jóvenes y amigos,
“¿Para qué has descendido acá?”
Palabras fuertes y ofensivas fueron dichas contra David por su propio
hermano, Eliab.
Pero antes de considerar lo malo de estas palabras, consideramos las
palabras en la luz de Filipenses 2. “Haya,
pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús: El cual, siendo
en forma de Dios, no tuvo por usurpación ser igual á Dios: Sin embargo, se
anonadó á sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante á los
hombres; Y hallado en la condición como
hombre, se humilló á sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y muerte de
cruz.” ¡Oh,
bendito Señor Jesús! ¡Nosotros si
sabemos porque descendiste acá! Y doblamos
nuestros corazones en adoración, pensando de aquel amor infinito que te hizo
descender. ¡Tú, siendo rico, te hiciste
pobre por amor a nosotros!
David, en nuestro capitulo se ve claramente como prototipo de Cristo en
muchos sentidos, incluso en su oprobio por ser uno que confiaba en Jehová,
aunque era un joven despreciado. Sin
duda dolía mucho a David escuchar la acusación de su hermano, totalmente
falso. David vino porque había sido
enviado, no por querer “ver la batalla.”
Pero es bueno pensar de su humilde respuesta, caminando en los pasos de
el que iba a venir, hijo de David, el Señor Jesús. “Quien cuando le maldecían no retornaba
maldición” 1 Pedro 2:23. ¿Por qué no lo apoyaba su hermano? No sabemos con seguridad, quizás era envidia
de su confianza, su fe, de la cual debía haber participado Eliab. Y seguramente nuestros hermanos deben de
apoyarnos en nuestro camino de fe, pero si no, una respuesta humilde puede
ganar el corazón. David creyó en “el
Dios viviente” como vemos en verso 26 “¿quién es este Filisteo incircunciso,
para que provoque á los escuadrones del Dios viviente?” Eliab sin duda
había dicho que también confiaba en Dios, pero no se veía en su vida, en su
manera de ser. ¿Qué tal de nosotros? ¿Se ve en nuestras vidas que creemos que Dios
vive, que creemos que Dios es por nosotros?
¿Cuáles eran las armas que David iba a usar en la conquista? Saúl intentaba darle armas pero no eran armas
que David podía usar. Tenia que usar las
armas con que estaba acostumbrada. Como
otros nos han enseñado, las cinco piedras nos recuerdan de los cinco libros de
Moises. Cristo, cuando fue tentado en el
desierto por Satanás, citó de uno de los cinco libros de Moises tres veces (Deuteronomio). Véase Lucas
4:1-13. Satanás no pudo contra la
palabra de Dios, la misma armadura que nosotros tenemos. Pero se nota que David había practicado con
su honda. Tenía experiencia tirando
piedras. ¿Qué tal con nosotros? ¿Leemos la palabra de Dios todos los
días? ¿Practicamos su uso contra las
asechanzas del enemigo? Si no, puede ser
que llegando al tiempo de batalla, nosotros encontraremos que parece más bien
como la armadura de Saúl, que una de las piedras de David. Como nos dice en Romanos 10:17 “Luego la fe
es por el oir; y el oir por
la palabra de Dios.”
Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier