Pedro bajo el crítico de sus hermanos
Léase por favor Hechos 11:1-23
Queridos jóvenes y amigos,
El ministerio de Pedro, como nos es revelado en el libro de los Hechos casi
esta por terminar, pues después de la salvación de los gentiles en la casa de
Cornelio, el amado siervo de Jesús va a tomar segundo lugar para dar la
oportunidad a otro siervo escogido, Saulo
(Pablo.) Pero aun no hemos terminado con
Pedro. Se ve en este capítulo algo que
pienso bien importante como hermanos en Cristo, para que nos consideremos y nos
entendamos.
Como acabamos de meditar, Pedro había entrado a los gentiles para
predicarles el evangelio de Jesucristo, el “Señor de todos”, siendo instruido
anteriormente por la visión de un lienzo bajado del cielo lleno con la clase de
comida que era inmunda. Pero cuando
llegó Pedro a Jerusalén de vuelta, tuvo que enfrentar sus hermanos judíos que
se quedaron ofendidos por su comportamiento.
“Así que cuando Pedro subió a Jerusalén, los de la circuncisión se lo reprochaban,
diciéndole: “Has entrado en casa de incircuncisos y has comido con ellos.” Sin duda era fuerte esta acusación que
hicieron a Pedro, pero quiero notar varias cosas importantes, y para
distinguirlas bien, voy a hacer una lista:
Espero que me entiendan, porque pienso tan importante estos puntos. No se sabe cuanto sufrimiento ha habido entre
los hermanos congregados al nombre del Señor cuando los mal entendimientos no
han sido enfrentados de esta manera. Hay
tantas otras posibilidades para describir lo que pasa entre nosotros muy a
menudo. Los hermanos ofendidos hubieran
podido hablar “tras las espaldas” de Pedro haciendo sus quejas en vez de decírselo
cara a cara. De estas chismas hubieran podido brotar muchas raíces de
amargura. Pedro hubiera podido ofenderse
con la pregunta, sabiendo que había recibido sus instrucciones de Dios
mismo. Después de la explicación, los
hermanos hubieran podido ponerse tercos y negar que la obra era obviamente algo
que el Señor mismo había profetizado.
Pero nada de esto pasó y vemos la alegría que aconteció por resultado.
Espero que no este yo demasiado directo para decir que hay mucho que
podemos aprender en esta situación, pero me parece que forma un modelo como
nosotros debemos comportarnos en la asamblea para andar en feliz comunión con
nuestros hermanos. La feliz comunión no
necesariamente quiere decir que siempre estamos de acuerdo. Pero cuando hay desacuerdos, si podemos
comunicar abiertamente acerca de la dificultad, y esperar con humildad para la
respuesta, entonces vamos a edificarnos los unos a los otros.
Acabamos de regresar de un día de comunión con los santos en Hemet, y
quiero compartir algo que dijo un hermano en el ministerio de la tarde. Dijo David a su hijo Salomón acerca de las
cosas que el había juntado para la construcción del templo “á lo cual tú
añadirás.” 1 Crónicas 22:14. Que bueno
si un hermano nos abre la palabra, y el Espíritu de Dios nos da otro
pensamiento que podemos añadir. La
palabra de Dios es un tesoro insondable, querido lector. Léala con fin de recibir estas bendiciones
que puedan aumentar su felicidad y conocimiento de Cristo, su tema desde
Génesis hasta Apocalipsis.
Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier