Pedro proclama a Jesús “Señor de Todos”
Léase por favor los Hecho 10:24-48
Queridos jóvenes y amigos,
La
semana pasada vimos como Pedro fue instruido de Dios que tenia que abandonar
sus prejuicios, basados en el Judaísmo, para ir y predicar el evangelio de
Jesús a los Gentiles. Vemos como
Cornelio, el hombre renacido pero sin entendimiento de la persona del Señor
Jesús, cayó a los pies de Pedro para darle “adoración.” Una hermana recién me hizo preguntas sobre la
adoración y la alabanza y su diferencia.
Vemos aquí que Pedro no permitió que Cornelio le adorara. “Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate;
yo mismo también soy hombre.” Entendemos
luego que la adoración solo pertenece a Dios.
Se nota que los discípulos adoraron a Jesús, y el aceptó su adoración. “Mas los once discípulos se fueron á Galilea,
al monte donde Jesús les había ordenado. Y como le vieron, le adoraron.” “Y ellas se llegaron y abrazaron sus pies, y
le adoraron.” Mateo 26:9,17 La adoración pertenece solo a Dios (y Jesús
es Dios) y Pedro no iba a aceptar tal adoración de Cornelio. La alabanza es el afecto en voz alta de la
adoración que es sobre todo del interior, del corazón. La alabanza a veces pertenece a los hombres,
como alabamos a nuestros hijos cuando logran algo en la escuela o cosa
semejante.
¡Que
bonitas las palabras de Pedro en el verso 36, “Envió palabra Dios á los hijos
de Israel, anunciando la paz por Jesucristo; éste es el Señor de todos.”! Querido lector, Pedro ha declarado que Jesús
es Señor de todos. ¿Puede usted decir
“es mi Señor”? Creo que aquí vemos un
cambio que justo en este momento fue revelado a Pedro, que la paz de Jesucristo
ya no era solo para los Judíos, sino para todos en el
mundo. Pero no es suficiente que
nosotros sepamos que Cristo es Señor de todos;
es necesario que El sea nuestro Señor, si queremos ser salvos.
¿Cuántos
minutos duró Pedro hablando aquí? No
creo que eran más que cinco o diez minutos, suponiendo que el Espíritu de Dios
nos ha dado todo lo que dijo en nuestro capítulo. Son nada mas que 10 versículos y creo que nos
dan un ejemplo, o quizás un bosquejo, de cómo se debe predicar el evangelio,
aunque no quiero limitar la predicación del evangelio nada. Pero para ustedes
jóvenes que se interesan en predicar pero tienen miedo de ser muy breve, quizás
vemos una lección aquí. ¿De que habló
Pedro?
1. De Jesús y sus
obras de potencia, lleno del Espíritu Santo, como visto en los cuatro
Evangelios, Mateo, Marcos, Lucas, y Juan.
2. Como siempre
hacia lo bueno Jesús, el hombre santo.
3. Como fue matado,
colgado en un crucifijo.
4. Como resucitó
de los muertos (de suma importancia).
5. Que fueron
mandados a predicar el evangelio, que Jesús es el Juez de vivos y muertos.
6. Y que los que
creen en Cristo reciben perdón de sus pecados.
Eran
seis puntos que no tomaron mucho tiempo de declarar, y su resultado era
“Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos
los que oían el sermón.” Sin duda, justo
en sus asientos, los huéspedes y la casa de Cornelio, y Cornelio mismo,
creyeron y aceptaron las palabras de vida dichos por Pedro, y fueron salvos en
aquel momento.
Se
nota que los Gentiles primeramente recibieron el Espíritu y después fueron
bautizados. Me parece notable que para
los Judíos era al revés. Fueron bautizados primero, y después
recibieron el Espíritu, como vimos en el capítulo 2. El bautismo en cada caso tiene que ver con
identificación con Jesucristo, pero en el caso de los Judíos,
fuera necesario que ellos se desasociaron de la nación culpable, a través de
bautismo. “Sed salvos de esta perversa
generación.” Hechos 2:40
Los
Cristianos Judíos con Pedro estaban maravillados que el Espíritu de Dios caería
sobre los Gentiles. “Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión,
que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el
don del Espíritu Santo. Porque los oían
que hablaban en lenguas, y que magnificaban á Dios.” Aunque ha pasado el don de lenguas,
seguramente a nosotros se nos queda el privilegio de magnificar a Dios,
nosotros que éramos pecadores perdidos de los Gentiles, sin Dios y sin
esperanza en este mundo, y ya somos aceptados en el Amado. ¡Gloria sea a su nombre!
Casi
estamos por terminar el tema de la vida de Pedro. Si alguien tiene sugerencia de que seria
provechoso estudiar de este punto para adelante, estoy dispuesto de escuchar.
Su
hermano solo por gracia, Felipe Fournier