Pedro revela el
fraude
Léase por favor
Hechos 4:26-37, Hechos 5:1-11
Queridos jóvenes
y amigos,
Vemos algo muy
instructiva en el primer versículo que tenemos en nuestro estudio esta semana;
“Y sueltos, vinieron á los suyos, y contaron todo lo que los príncipes de los
sacerdotes y los ancianos les habían dicho.”
¿A dónde fueron Pedro y Juan cuando eran sueltos? ¡A los suyos!
Esto quiere decir que fueron a la compañía de los demás que amaron a Jesús. A menudo recibo preguntas de jóvenes que me
dicen “¿puedo ir a una fiesta con los compañeros de trabajo?” O preguntan “¿es bueno celebrar cumpleaños o
día de la madre?” Yo no quiero hacer
reglas, pero creo que tenemos principio aquí que es muy importante para la
felicidad del cristiano y su comunión con el Señor. Hay veces cuando no somos “sueltos”. Quizás los empleadores obligan que vayamos a
alguna actividad con los demás inconversos.
Pero, ¿no seria mejor cuando somos sueltos, encontrarnos con los que
aman a Jesús? Así hicieron Pedro y
Juan. Siento triste cuando veo a algunos
que prefieren la compañía de los inconversos en vez de la compañía de los
santos. Si vamos a celebrar fiesta, que
sea con los que aman al Señor.
Lo que sigue en
el capítulo 4 es algo que nunca fue duplicado en la historia de la
iglesia. El dinero, que siempre es algo
que el hombre codicia, llegó a ser nada más algo que entregar a los discípulos
para distribuir a los necesitados. Y es
con gozo que leemos de este siervo Bernabé, así nombrado por su servicio “hijo
de consolación.” El entregó todo al
Señor. Pero que poco tiempo fue posible
continuar esta escena de paz y alegría.
Fue Pedro, quien fue obligado de revelar el fraude que hicieron ésta
pareja, “Ananías, con Safira su mujer.”
Normalmente diríamos que es una cosa muy buena que una pareja estén de
acuerdo, de una sola mente. Pero en
esta ocasión, su acuerdo era para cometer fraude. Mejor hubiera sido que uno de los dos
protestara el engaño para ejercitar la conciencia del otro o de la otra. Pero
no, siguieron con sus planes y Pedro, que había sido tan fuerte ante los
inconversos Saduceos y Fariseos, ahora tiene que ser fuerte ante los santos en
algo muy difícil y bien triste.
No creo que a
Pedro le gustaba para nada la necesidad de participar y ser instrumento de
juicio en esta ocasión, sino que era para el un trabajo muy desagradable. Pero lo hizo en obediencia a la voz de Dios. Nunca nos debe ser de gusto participar en la
disciplina, y debe de ser siempre una cosa que duele. ¡Dios nos ayude si sea otra cosa, como
ocasión de volver a pagarle con la misma moneda algún hermano quizás que nos ha
tratado mal en el pasado! Vemos en este
capitulo como el Señor observa los corazones, aunque el hombre no puede. Ananias y Safira no contaron en los ojos de
Dios, solo en los ojos de los hombres.
Creo que podemos
decir que por eso tenemos la ofrenda en una manera secreta, o sea, usamos una
caja o una bolsa y no se sabe el dinero en efectivo que cada uno pone
allí. La ofrenda es buena y tenemos el
principio en la escritura que Dios aprecia el sacrificio de lo que podemos, o
usar para nosotros mismos, o ofrecer al uso de Dios. Pero es bueno que sea algo anónima, para que
no caigamos en la trampa de esta pareja, que hicieron su ofrenda para los ojos
del hombre, y cayeron en un pecado tan grave que resultó en su muerte. ¡Que el Señor nos ayude que seamos honestos
delante de El, viviendo para los ojos de Aquél que ve todo!
Su hermano solo
por gracia, Felipe Fournier