David y el hijo de Jonathan, parte 2
Léase por favor 2 Samuel 9
Queridos jóvenes y amigos,
Terminamos la semana pasada cuando David pronunció “Mephi-boseth” y pensamos que esta palabra fue dicha con tono de
amor y compasión. Vemos ahora que Mephi-boseth contestó “He aquí tu
siervo.” Hago la pregunta ¿necesitaba
David siervos? ¿Y siervos cojos? ¡Claro que no, pues siendo el rey, tenía
todos los siervos que necesitaba! Pero,
cuanta gente en el mundo caen en la misma trampa, pensando que ellos pueden hacer
algo para Dios, en vez de lo contrario, la verdad que Dios hizo todo a favor de
ellos, dando su hijo unigénito. Vemos
como David habló las palabras que cayeron tan bellos en los oídos de Mephi-boseth “No tengas
temor.” Usted, querido lector, ¿ha escuchado
tales palabras de Dios mismo? ¿O todavía
camina por el mundo en temor de la ira de Dios?
No es necesario, porque igual como David iba a proveer todo a favor de Mephi-boseth, así Dios ha
proveído todo por usted.
Que meditemos bien en las dos cosas, que fueron revelados a Mephi-boseth en este versículo,
la misericordia y la gracia; “No tengas temor, porque yo á la verdad haré
contigo misericordia por amor de Jonathán tu padre, y te haré volver todas las
tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre pan á mi mesa.” No nos sorprende el afecto en Mephi-boseth “¿Quién es tu
siervo, para que mires á un perro muerto como yo?” La misericordia de David le libró de su
terror de juicio, pero la gracia le dio un lugar en la mesa del rey, como uno
de los hijos del rey. ¡O querido
lector!, ¿usted esta gozando hoy día de esta gracia? Esta mesa aquí, se puede considerar que sea
la comunión que cada creyente puede tener con el Señor Jesucristo. Pero también se puede considerar que es
nuestro privilegio comer en la misa mesa del Señor. Era su deseo del Señor Jesús, la noche en
que fue entregado “Haced esto en memoria de mí.” ¿Usted se incluye entre los que aprovechan de
este privilegio?
Vemos
que las riquezas de Saúl fueron restaurados a Mephi-boseth, y nosotros creyentes tenemos algo mayor. “Bendito el Dios y Padre del Señor nuestro
Jesucristo, el cual nos bendijo con toda bendición espiritual en lugares
celestiales en Cristo.” Efesios 1:3 Es importante reconocer que nuestras
bendiciones son celestiales. Algunos
piensan que, aceptando a Cristo como su Salvador, van a progresar
económicamente. Pero no hay cualquier
promesa semejante en el nuevo testamento.
También se oye decir de uno que ha prosperado económicamente “Dios ha
bendecido tal persona”, pero eso tampoco tiene fundamento en la escritura.
Una
cosa mas quiero que mediten en este capitulo, lleno de instrucción para nuestra
alimentación espiritual; “Y tenía Mephi-boseth un hijo pequeño, que se llamaba Michâ.” ¿Dónde piensan ustedes que se encontraba a
este pequeño hijo? Yo pienso que comía
junto al lado de su papa, justo en la misma mesa del rey David. Si usted es padre o madre con hijos, ¿es su
deseo que sus hijos se encuentran también gozando de la gracia de Dios? Podemos imaginar como Mephi-boseth contaba en los oídos de su pequeño hijo la historia
de su vivienda de antes, lejos de David en temor y temblor, y como David le había
traído a su casa para hacerle heredero e hijo.
Así debe de ser con nosotros.
Debe de ser nuestro gozo contar a nuestros hijos los loores de Aquel que
nos libró de la tinieblas, y nos trajo a luz
maravillosa.
Deseando
bendición de Dios a todos mis lectores, su hermano por gracia, Felipe Fournier