David y el hijo
de Jonathan, gracia abundando
Léase por favor 2
Samuel 9
Queridos jóvenes
y amigos,
Ustedes que me
conocen personalmente ya se dan cuenta que esta historia de David y Mephi-boseth me encanta. Tengo ya alrededor de veinte cinco años meditando
en este capitulo, y cada vez me sale cosas nuevas para animarme mas. Aunque es capitulo bastante corto, creo que
aprovechamos dos estudios en su meditación.
Primeramente es necesario que
vayamos a 2 Samuel 4:4 para ver como se hizo cojo este hijo de Jonathan, Mephi-boseth. “Cuando la noticia
de la muerte de Saúl y de Jonathán vino de Jezreel, tomóle su ama y huyó; y como iba huyendo con celeridad,
cayó el niño y quedó cojo. Su nombre era Mephi-boseth.” Después,
leemos el verso uno de nuestro capitulo “Y dijo David: ¿Ha quedado alguno de la
casa de Saúl, á quien haga yo misericordia por amor de Jonathán?” Vemos en estas dos circunstancias la gran
diferencia entre el concepto de Dios en la mente humano y la realidad. Sin duda la ama de Mephi-boseth temía la ira de
David y por eso hizo su fuga, con el resultado que cayó el niño que quedó
cojo. Pues, ¡no era la verdad su
concepto de David! David quería hacer
bien a la casa de Saúl por amor a Jonathan.
¡Y que maravilla es pensar que Dios quiere hacer bien al hombre por amor
de su hijo, Jesucristo! Y no solo esto,
sino también “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su
hijo…”. No queda en el corazón del
hombre en sus pecados un entendimiento del amor de Dios. Es mas bien lo mismo que se encuentra en la
ama de Mephi-boseth; miedo,
temor, y el deseo de alejarse de su presencia.
Ustedes jóvenes
que predican el evangelio en público, déjeme animarles que busquen primeramente
hacer sus oyentes entender el amor de Dios.
He escuchado algunos que hablan primeramente del juicio de Dios que va a
caer sobre el hombre rebelde si no se arrepiente. Es cierto, claro, e importante que el hombre
entienda su responsabilidad delante de Dios.
Pero veo muy importante lo que dijo David al principio “¿Ha quedado alguno de la casa de Saúl, á quien
haga yo misericordia por amor de Jonathán?
¡Dios, cuan
grande es tu amor, tu gran amor por mí!
¡Admirable
amor, que durará sin fin!
Vemos en la triste
situación de Mephi-boseth
un ejemplo del pecador lejos de Dios; cojo en sus pies, sin poder hacer nada
para si mismo, viviendo lejos de David, en pobreza y temor. Así el pecador vive en el mundo, ignorante
del amor de Dios, en pobreza espiritual, pensando que Dios simplemente tiene
ganas de juzgarle. Pero que bueno que llegó
el día en la vida de Mephi-boseth
que David le buscaba. ¡Nunca hubiera Mephi-boseth buscado a
David! Y tampoco el pecador perdido en
si mismo no busca a Dios, hasta que Dios obre en su corazón para hacerle sentir
su necesidad. “Porque el Hijo del hombre vino á buscar y á salvar
lo que se había perdido.” Lucas
19:10. ¡Cuantas gracias hubiera dado Mephi-boseth que vino el día que
David envió de buscarle! Pero no creo
que al principio había en su corazón un sentimiento de gratitud cuando recién
llegó a su puerta un día el llamamiento “Mephi-boseth, el rey David le busca. Ven con nosotros.” Podemos imaginar su temor, pensando que por
fin David le había encontrado para ejecutar venganza por las maldades de su
abuelo.
Creo que fueron aliviados sus
temores de Mephi-boseth
casi al instante de llegar delante de David y escucharle llamar su nombre. “Y dijo David: Mephi-boseth”. ¿Qué piensa
usted que había en la voz de David pronunciando este nombre? A mi me parece que era voz de amor y ternura,
David quien amaba tanto a Jonathan, papa de este pobre joven miedoso. ¿Se acuerda de Jesús cuando vino al árbol sicómoro
donde estaba Zaqueo?
Miró arriba y dijo “Zaqueo”. Le llamó por su nombre, aunque Zaqueo nunca antes había conocido a Jesús, seguro Jesús le conoció
a el.
Bueno, como sabía de antemano,
llega a ser largo este estudio.
Esperamos hasta la próxima para meditar algo mas en esta bella historia,
ejemplo de la gracia infinita de Dios.
Espero que ustedes lean el capitulo en total, y meditan en esto; David
mostró misericordia a Mephi-boseth, librándole de su miedo. Pero más que esto, le mostró gracia,
porque le trajo a su casa y le hizo sentar en su mesa como uno de los hijos del
rey. ¿Se da cuenta usted la posición
donde le ha traído la gracia?
Su hermano solo
por gracia, Felipe Fournier