Pedro, restaurado y sirviendo
Léase por favor Hechos 1 y Hechos 2:1-13
Queridos jóvenes y amigos,
Dios mediante, vamos a ver otro Pedro, muy cambiado del Pedro anterior, en
el libro de los Hechos. Aunque no se
encuentra sin fallas, se ve que había madurado mucho en las cosas del
Señor. Vemos crecimiento en este hombre,
el hombre que apreciamos mucho quizás porque vemos en sus fallas algo de
nosotros mismos. Ojala que haya también
en nosotros el crecimiento espiritual que había en Pedro.
Vemos en este capitulo de Hechos 1 que los discípulos todavía, a pesar de
todo lo que el Señor les había instruido, estaban esperando alguna bendición
terrenal. “Señor, ¿restituirás el reino
á Israel en este tiempo?” Quizás
maravillamos a su torpeza, pero hay que darse cuenta de que todas las
esperanzas de un Judío piadoso se encontraban en la bendición terrenal del
reino. Pero el Señor los informó que
fuera necesario que esperaren hasta la venida del Espíritu Santo para entender
mejor. “Mas recibiréis la virtud del
Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalén, en
toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
¿No nos es una maravilla que el testimonio iba a empezar en este lugar tan
culpable, Jerusalén? En verdad los primeros
siete capítulos del libro de los Hechos habla del testimonio a la nación de
Israel. ¡Que maravilla el Dios nuestro,
longánimo, no queriendo que ninguno perezca!
Los Judíos, culpables por haber rechazado el testimonio de las
escrituras y de los profetas, y dobles culpables por haber rechazado al hijo de
Dios, quien caminaba entre ellos, ahora van a tener oportunidad de escuchar el
mensaje por medio del Espíritu Santo. Y
en todo esto, es el hombre de nuestro tema Pedro que va a tomar el primer lugar
en declarando el mensaje. Jesús había
proclamado acerca de Pedro “Y á ti daré las llaves del reino de los cielos”
Mateo 16:19. Se nota aquí en Hechos 1
que Pedro ya esta tomando el sitio, no confiando en si mismo como antes, sino
lleno del Espíritu Santo.
Es interesante notar que el mismo Pedro, hablando con los otros discípulos
sobre la necesidad que buscaren alguien para tomar el asiento de Judas, usó por
su apoyo la escritura. “Tome otro su
obispado.” Que triste es que el grupo
religioso que pretende ser edificado sobre este siervo con sus muchas fallas,
ahora usan por su apoyo, no la escritura como usó Pedro, sino el dicho del
Papa, a quien se dicen ser autorizado igual como Pedro. Este acto de escoger otro discípulo para
tomar el obispado de Judas era algo que tenia que ver con lo que dijo Jesús
referente al reino ““vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre
doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.” Mateo 19:28 No es modelo por nosotros, que hagamos
semejante cosa, el echar suertes, porque nosotros tenemos el Espíritu Santo
como guía, no las suertes.
Brevemente notamos el lugar que tomó Pedro en el capitulo dos de los
Hechos. Todos los discípulos estaban
predicando en el principio del capitulo, sin duda cada cual en otro idioma que
nunca habían aprendido, y los oyentes se dieron cuenta que eran hombres sin
educación. Estaban maravillados porque
“les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.” Solo entonces Pedro tomó el lugar preeminente
del discurso el en resto del capitulo, rechazando la sugerencia que por medio
de borrachera los discípulos de Jesús iban a poder hablar en otros
idiomas. Creo que se da cuenta de que se
compartían el mensaje varios discípulos, y no era un solo hombre como Pedro
quien predicaba. No sabemos lo que
dijeron los demás, pero era “las maravillas de Dios.”
Dios mediante la semana que viene consideremos el mensaje de Pedro a los
Judíos, un mensaje que tocaba la consciencia de muchos, tal que 3000 personas
fueron salvos. Es un gran ánimo saber
que en el día que Moises bajó del monte con las tablas de la ley, murieron
3000, pero el día en que descendió el Espíritu Santo, fueron salvos….3000! ¡Que diferencia entre la ley y la gracia! ¡Gloria sea al Señor Jesús que por su
sacrificio en la cruz, nosotros somos entre los salvos, aunque merecíamos el
juicio tal como aquellos en el libro de Éxodo!
Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier