Dispensaciones: Filadelfia, amado de Cristo
Léase por favor Apocalipsis 3:7-13
Queridos jóvenes y amigos,
Es un
placer después de meditar sobre los fracasos en las asambleas desde Smirna, leer de Filadelfia.
“Yo conozco tus obras: he aquí, he dado una puerta abierta delante de
ti, la cual ninguno puede cerrar; porque tienes un poco de potencia, y has
guardado mi palabra, y no has negado mi nombre.” ¿Qué es lo que vemos aquí? ¿Acaso un vuelto al poder manifestado en el
tiempo de los Hechos, es decir, milagros, enfermos sanados, la salvación de
miles? No, eso no es lo que vemos, sino
un poco de potencia, guardando su palabra, y no negando su nombre. Pero el Señor dijo de ellos estas palabras
tan bonitas “Yo te he amado.”
Históricamente
vemos esta periodo alrededor de 1825 cuando el Señor obró en los corazones de
varios hermanos y diversas partes del mundo.
Ellos se encontraban enredados en las sectas de Pergamo,
pero eran hombres humildes para con la palabra de Dios. Leyendo la palabra se dieron cuenta de que no
era según las escrituras las cosas y los sistemas entre las cuales ellos
participaban. Entendían por la palabra
varias cosas que se habían perdido principalmente. Entre ellos había estas verdades:
1. El cuerpo de
Cristo no era un sistema religiosa, sino formado de todos los creyentes en el
mundo.
2. El un solo pan
representaba todos creyentes verdaderos y todos ellos tenían lugar en la mesa
del Señor.
3. La venida del Señor
Jesús para los suyos era eminente y esto era la esperanza bienaventurada de todos
creyentes.
4. Solo el Espíritu
Santo de Dios debe guiar en la asamblea y no tocaba a los hombres elegir un
pastor sobre la asamblea local.
5. Era necesario
para los creyentes caminar en separación de toda forma de maldad, sea moral o
espiritual.
Estos
hombres poco a poco se conocieron, y un pequeño número salieron de las sectas
para congregarse en simplicidad al nombre del Señor Jesús. El Espíritu Santo añadió a la obra y muchos
fueron separados de los sistemas religiosos, no solo en Inglaterra donde la obra
había comenzado, sino en sitios por todo el mundo. En verdad, aun los que no salieron fueron
bendecidos, leyendo el ministerio escrito por aquellos hombres, cuyos corazones
fueron abiertos y sus ojos también, para ver lo que siempre había estado justo allí
en la Biblia, pero no entendido por medio de la pobreza espiritual. En Hechos 27 hemos notado antes como los
marineros pasaron ayuno, aunque el barco tenía abundancia de comida.
O, hermanos y jóvenes, si hay ayuno en nuestras almas, o sentimos falta de
comida espiritual, primeramente tenemos que buscar dentro de nosotros mismos
porque será. Fácil es echar la culpa en
otros, diciendo “aquí en la asamblea no hay comida”. En el libro de Ruth leemos de una familia,
que por hambre en la tierra prometida, fueron a Moab
para quedar diez años. ¿El triste
resultado? Muerte de papa y dos
hijos. Y en aquel tiempo, un hombre (Booz) que nunca salió tenía abundancia de pan. Tenia que confesar Noemí “Yo me fuí llena, mas vacía me ha vuelto Jehová.” El hambre había sido más bien en su propia
alma.
Así que, yo creo que es en medio de dos o tres congregados al nombre del Señor
donde se puede encontrar libertad del Espíritu para enseñarnos las preciosas
verdades del nuevo testamento, de la dispensación de la gracia. Y aunque puede haber estorbos y la obra de la
carne aun allí, que no desmayemos y vayamos a otro sitio buscando mejor comida,
porque no hay. O, ¡que seamos mas fieles
como los de Filadelfia, guardando su palabra, y no negando su nombre!
Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier