Dispensaciones: Sardis, un nombre que vive
Léase por favor Apocalipsis 3:1-6
Queridos jóvenes y amigos,
“Y escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El que tiene los siete
Espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice estas cosas: Yo conozco tus
obras que tienes nombre que vives, y estás muerto.” Estas palabras no son muy animosas cuando
pensamos que Sardis representa los que salieron de Tiatira. ¿Cómo puede ser que las verdades que fueron
descubiertos en el tiempo de la Reforma llegaron a ser tan pronto una forma
exterior, tanto que era nombre nada más?
Debe de ser gran advertencia a nosotros que profesamos la misma fe que
aquellos grandes y fuertes reformadores que anunciaron con confianza la salvación
solo por fe. Vale la pena recordar la
historia.
Hemos hablado de la idolatría y tinieblas que descendió sobre el mundo,
empezando con Pergamo en el cuarto siglo y continuando en Tiatira hasta el
siglo 16 (y en verdad, hasta el día de hoy).
Pero después que Dios en su misericordia permitió que el hombre
inventara la imprenta en el siglo 15, la Biblia, la palabra de Dios, empezó a
ser impreso en el idioma común. Fue esto que abrió los ojos de Martín
Lutero, Felipe Melancthon, Uhlrich Zwingle, Guillermo Farel, Juan Huss, Guillermo Tyndale, y muchos otros, algunos en Inglaterra, otros
en Alemania, Suiza, España, y otras naciones.
Estos hombres habían sido criados
en los errores de Roma, pero buscando en la palabra de Dios, encontraron estas
palabra tan bellas y animosas para el alma sedienta de paz “El justo por la fe vivirá”. ¡No por obras, no por dinero, sino solamente
la fe en la obra consumado de Cristo en la cruz!
En el caso de Martín Lutero, era la iniquidad de Roma que le abrió la boca,
pues en aquel entonces, el papa en Roma era ateo, hombre sin conocimiento mínimo
de Dios, pero muy codicioso. Para
apacentar su gran deseo para dinero, había aumentado la venta de
“indulgencias”, que la gente compraba con fin de tener sus pecados perdonados
por el gasto de dinero. Era y es una
blasfemia contra Dios, sin duda, pero no tan diferente que hoy día, cuando
mucha gente todavía cree que por medio de sus obras caritativas van a lograr
una entrada en el cielo. En verdad, es
igual a lo que pensaba el primer hombre nacido, Caín, que pensaba propiciar a
Dios por medio de sus vegetales y legumbres que el mismo había producido por su
sudor y trabajo. Martín Lutero predicó
fuertemente contra esta mentira y a la vez anunció las buenas nuevas de
salvación por gracia.
¿Qué pasó entonces que leemos que Sardis tenía nombre que vive pero era
muerto? Creo que vemos la respuesta en
verso 3 “no he hallado tus obras perfectas (o completas) delante de Dios.” La reforma no era una separación total de los
errores de Roma. Muchos querían escapar
la dura mano de Roma que se metía en sus vidas diariamente en una forma muy
ofensiva, pero sin un deseo verdadero de conocer a Dios, por medio de su hijo
el Señor Jesucristo. Ellos se juntaron
con la reforma con fin de escapar, pero tenían nombre nada más. Enrique el octavo de Inglaterra es un buen
ejemplo de uno que quería escapar de Roma, pero solo para satisfacer su deseo
para divorciarse de su esposa y volver a casar con su amante.
¿Entonces,
hay creyentes entre las iglesias nombrados en términos generales “Protestantes”? Claro que si, pues dice en verso 6 “El que
venciere, será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro
de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus
ángeles.” ¿Cómo podemos vencer? La respuesta
se encuentra en capitulo 12:11 “Y ellos le han vencido por la sangre del
Cordero, y por la palabra de su testimonio.”
Querido lector, o eres uno que ha vencido por la sangre del Cordero, o
eres uno muerto en tus pecados, a pesar quizás de una apariencia de vida. ¿Cuál es?
Su
hermano solo por gracia, Felipe Fournier