Hechos 5,
segunda parte
Queridos
jóvenes y amigos,
La semana
pasada vimos el triste resultado de una pareja que buscaba gloria de hombres en
vez de alabanza de Dios. En el resto del
capitulo, vemos algo muy maravilloso acerca de la manera en que el Señor había
obrado en su siervo, Pedro.
¿Recordamos
este hombre, el hombre que tenia miedo de confesar a su Señor delante de los
siervos del sumo sacerdote? ¿Qué,
entonces, es esto que vemos aquí? Pedro
y Juan, hablando con denuedo, fueron arrestados y puestos en la cárcel. “Mas un ángel del Señor, abriendo de noche las puertas de la cárcel y
sacándolos, dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al
pueblo todas las palabras de esta vida.”
¡Y a la verdad, ellos regresaron al templo para volver a anunciar las
buenas nuevas!
Quiero
hacerles una confesión de mi propia vida.
Estaba yo en la escuela secundaria y había un grupo de alumnos
conversando en la hora de almuerzo. Una
chica dijo algo así “Yo no entiendo porque mucha gente hacen gran cosa sobre
Jesucristo. Hay muchos mártires en el mundo que han muerto por sus creencias. ¿Por qué dicen que el era algo
especial?” Allí estaba yo, instruido en
la palabra desde mi niñez, conociendo al Señor como mi Salvador, y teniendo
todo conocimiento para contestar la pregunta, hecha en sinceridad de esta
chica. Pero, me da vergüenza decirles
que me quedé callado. ¡No dije
nada! No puedo usar por excusa tampoco
que era tímido yo, porque no era.
Simplemente tenía miedo de confesar abiertamente entre mis compañeros de
escuela mi Señor Jesús. Hasta hoy en día
me da dolor pensar de esta oportunidad que el Señor me dio, y yo no tomé. Bueno, desde aquel día el Señor en su
misericordia me ha dado más oportunidades, y ojala que he sido más fiel a
confesar su nombre.
Les costó mucho a Pedro y Juan la obediencia
de regresar al templo a predicar. A
pesar de las palabras claras y bien dichas de Gamaliel que no iban a poder
estorbarles, si la obra era de Dios, les azotaron. ¡Pero que cambio grande había obrado el Señor
en el corazón miedoso de Pedro, que le había negado no hacia tanto tiempo! “Y ellos salieron de la presencia del
concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa
del Nombre.”
Una
cosa mas; este versículo “Es necesario obedecer a Dios antes que a los
hombres.” Es un principio universal.
Nuestro amado hermano Guillermo Guerra, recién con el Señor, nos enseño
que hay cuatro esferas de autoridad en el mundo. Son estos: La familia (autoridad de padre y
padres); La asamblea (autoridad de la asamblea con el Señor en medio, 1 Cor.
5); El gobierno (autoridad de la policía, y gobernantes, Romanos 13); y
finalmente, el trabajo (autoridad del patrón, Efesios 6:5). Pero en todo, siempre hay la autoridad
universal de Dios, y aquí en Hechos 5, la autoridad universal de Dios sobrepasó
la autoridad del gobierno que les mandó no predicar más en el nombre de
Jesucristo. Pero hay que tener mucho
cuidado antes de invocar este versículo para desobedecer otra autoridad, que en
realidad estamos obedeciendo a Dios. A rara vez se encuentra que desobedecer la
autoridad instituido en este mundo por nuestra bendición sea para bien, pero en
este capitulo vemos que así era.
Su
hermano en Cristo, Felipe Fournier