Amados jóvenes y amigos,

 

Este estudio sobre el capitulo 18 de Hechos será por lo menos en dos partes.   Creo que vemos algo muy interesante en cuanto al apóstol Pablo en este capitulo.  Primero, que bueno ver su espíritu humilde que no le impedía trabajar con sus manos para apoyarse económicamente.  Cierto es que no era absolutamente necesario, porque leemos en 1 Corintios 9 “¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?  ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas?”  Nosotros creyentes, ciertamente tenemos responsabilidad de apoyar a los que trabajan en la palabra de Dios para que no tengan necesidad de trabajar con el fin de dedicarse más a la obra del Señor.   Pero, como dijo Pablo además en 1 Cor. 9 “Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.  Pablo no quería tomar dinero de los Corintios porque andaban tan mal.  Pero creo que aquí era cuestión más bien de ser buen testimonio delante de los perdidos que el era un hombre tal como ellos, dispuesto para trabajar con sus manos.   

 

¿Que tal de nuestro testimonio delante del mundo en nuestro trabajo?  ¿Recuerdan los nobles de Juda en los días de Nehemías?  Leemos en Nehemías 3:5 acerca de la manera que ellos hicieron su trabajo: “E inmediato a ellos restauraron los tecoítas; pero sus grandes no se prestaron para ayudar a la obra de su Señor.   ¿Tenían idea estos grandes que su falta de energía para ayudar en construir el muro de Jerusalén seria grabado para siempre jamás en la palabra de Dios?  Yo imagino que no pensaban que cualquiera iba a notar su flojera, pero allí esta, escrito para nosotros. Yo creo que Colosenses 3:23 nos enseña como debemos comportarnos “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís. Pablo nos dejó buen ejemplo de cómo debemos ser nosotros, porque todos nosotros estamos en la obra del Señor.  Si somos conocidos como creyentes (y espero que no faltamos de confesar a Cristo como Señor delante del mundo como el joven quien yo mencioné en un estudio antes) entonces nuestro trabajo, nuestro tarea en la escuela, nuestro ayuda en la casa o en la asamblea debe de ser hecho “de corazón”.

 

            Con la ayuda del Señor, la siguiente vez volveremos a ver algunas cosas mas en este capitulo que no son tan admirables en la conducta del gran apóstol Pablo.

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier