Andrés, discípulo que traía la gente a Jesús

 

Léase por favor Juan 1:35-40

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

Somos introducidos a este discípulo en el capítulo 1 del evangelio de Juan.  Era Andrés antes discípulo de Juan el Bautista y este nos da de entender que Andrés formaba una parte del remanente de Israel que obedeció las palabras de Juan acerca de arrepentirse para recibir el que iba a venir, el Mesías.   Se nota en la vida de Andrés que la obediencia a la luz que tenemos nos da la promesa que Dios nos va a dar mas luz para el futuro.  Muchos que andan sin saber la voluntad de Dios en su vida están en esta condición porque no han sido obedientes a la luz que ya tienen.   Juan el Bautista era una luz brillante según el Señor Jesús en Juan 5:35 “El era antorcha que ardía y alumbraba.”  Pero Andrés, siguiendo a Juan el Bautista, tuvo el privilegio de recibir más luz cuando escuchó las benditas palabras, “He aquí el Cordero de Dios.”

 

“Y oyéronle los dos discípulos hablar, y siguieron á Jesús.”  (Aunque no es nuestro tema de hoy, quiero hacer la pregunta: ¿Era decepcionado Juan el Bautista de haber perdido dos discípulos?  No, pues era su deseo siempre dirigir las almas al Señor Jesús, el Cordero de Dios.)  Y Andrés era uno de los dos discípulos.  “Y volviéndose Jesús, y viéndolos seguir le, díceles: ¿Qué buscáis? Y ellos le dijeron: Rabí (que declarado quiere decir Maestro) ¿dónde moras?  Díceles: Venid y ved. Vinieron, y vieron donde moraba, y quedáronse con él aquel día: porque era como la hora de las diez.”

 

¡O que día tan feliz para Andrés!  Morando con Jesús, el Cordero de Dios, escuchando su voz, dándose de entender que era el Mesías, el hijo de Dios descendido del cielo.  Y usted, querido lector, ¿ha entendido esta verdad?  No hay tema más importante, y estoy seguro que Andrés para siempre jamás se acordaba de este día en que conoció el Señor Jesús en una manera tan intima que por todo su vida seguía aquel hombre.  Espero que sea así con todos mis lectores de verdad como era con Andrés.  No quiero decir que solo somos salvos para la eternidad, sino que somos discípulos, o seguidores del Señor Jesús en nuestras vidas acá abajo.

 

Vemos ahora el modelo de Andrés, que es una prueba que era verdadero en su fe.  “Halló primero á su hermano Simón, y díjole: Hemos hallado al Mesías (que declarado es, el Cristo). Y le trajo á Jesús.”  ¿Por qué primero fue a buscar a su hermano Pedro?  Pienso porque había en el, el amor filial que quería compartir su gozo con uno de su familia.  Los lazos familiares a veces son un estorbo en la senda de seguir al Señor, pero aquí vemos todo lo contrario.  Andrés quiso que su hermano compartiera con su gozo, y así fue.

 

Sabemos por los otros evangelios que no en este momento Andrés y Pedro abandonaron su trabajo para seguir al Señor, pues después los encontramos en la pesca.  “Y pasando junto á la mar de Galilea, vió á Simón, y á Andrés su hermano, que echaban la red en la mar; porque eran pescadores.  Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres.  Y luego, dejadas sus redes, le siguieron.”  Marcos 1:16   Como hemos visto en el estudio de Pedro, hay un proceso en el alma de cada cual, y no siempre es de una vez que el creyente llega a entender toda la voluntad de Dios por su vida.  No sabemos cuanto tiempo pasó entre el día que Andrés pasó en la presencia del Señor Jesús en Juan 1 y el encuentro en Marcos 1 cuando abandonó su trabajo para seguir al Señor hasta la muerte.  Pero la lección que creo que podemos tomar es que tengamos paciencia con las almas que se arrepienten, dando que el Señor obrara en sus vidas según su sabiduría y su tiempo.

 

Vemos a Andrés dos veces mas en los evangelios, y en ambas ocasiones, tiene que ver con la introducción de alguien al Señor Jesús.  “Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro: Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto entre tantos?”  Juan 6:8-9  “Y había ciertos Griegos de los que habían subido á adorar en la fiesta: Estos pues, se llegaron á Felipe, que era de Bethsaida de Galilea, y rogáronle, diciendo: Señor, querríamos ver á Jesús. Vino Felipe, y díjolo á Andrés: Andrés entonces, y Felipe, lo dicen á Jesús.”  Juan 12:22-24.  Vamos a guardar el estudio de estos versículos para la semana que entra.

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier