Dispensaciones: La promesa, llamamiento de un idolatró

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

Vimos la semana pasada que la descendencia de Noe, en general, rebeló contra Dios.  ¿Qué, entonces, puede hacer Dios?  Bueno, Dios es soberano y misericordioso en su persona.  En su soberanía, llamó a un hombre, Abram, con fin de bendecirle.  No era porque Abram era mejor que otros hombres, porque leemos en Josué 24 “Así dice Jehová, Dios de Israel: Vuestros padres habitaron antiguamente de esotra parte del río, es á saber, Tharé, padre de Abraham y de Nachôr; y servían á dioses extraños.”  Leemos en los Hechos 7, en el discurso de Esteban, que era “el Dios de gloria” que apareció a Abram.  Leemos también en Hebreos 11 “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir por heredad; y salió sin saber dónde iba.”  Querido lector, ¿ha oído usted el llamamiento de Dios?  Dijo Jesucristo “Venid á mí todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.”  Mateo 11:28.  La pregunta no es si usted sea bueno o malo, sino si usted esta cargado cos sus pecados, entonces el Señor Jesús le esta llamando, tanto como Dios llamó a Abram.  ¿Y usted, será como Abram, quien por fe obedeció?

 

Vemos que Abram se equivocó en su obediencia algo.  Llevó a su papa consigo y parece que su papa le estorbó para ser totalmente obediente al llamamiento.  Vemos esto Hechos 7 “salió de la tierra de los Caldeos, y habitó en Chârán: y de allí, muerto su padre, le traspasó á esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora;”   Vemos por eso que nuestra relación con Dios es muy personal.  Los padres no pueden tener fe para sus hijos, ni los hijos para los padres.  Tharé, padre de Abram, tenía ánimo para salir, pero no para entrar.  Pero no es suficiente simplemente tratar de abandonar una vida de pecado.  Necesitamos entrar en la salvación ofrecido por medio de fe en el Señor Jesucristo.

 

La promesa de Dios para Abram era así “Y apareció Jehová á Abram, y le dijo: A tu simiente daré esta tierra.”  ¿Han heredado la tierra?  Seguro que hoy día los hijos de Abram están combatiendo fuertemente con mano de carne para heredar una pequeña porción de la tierra, pero sin éxito.  Pero Dios es fiel a su promesa y la van a heredar pero no en la manera que ellos creen ahora.  Para mi es muy interesante ver como la nación de Israel hoy día aunque tiene fuerza armada muy potente, no puedan guardarse del odio y potencia de sus enemigos.  Solo será cuando venga el mismo Señor Jesucristo, que la nación de Israel rechazó hace tantos años como su Mesías, que el remanente de Israel heredera la tierra que Dios prometió a Abram.  Hay muchos en el cristianismo de hoy día que por falta de entender las dispensaciones, enseñan que en la iglesia se va a cumplir las promesas de Dios a Abram, pero esta enseñanza no tiene fundamento en la escritura.

 

Una cosa mas notar en la vida de Abram; dos cosas se nota por su peregrinaje; su tienda y su altar.   Siempre eran presentes cuando el andaba con Dios, por fe.  Cuando desviaba para Egipto, por las dificultades que había en la tierra prometida, no tenía ni tienda ni altar.  En el sentido cristiano, la tienda nos habla de ser peregrinos.  Nosotros somos peregrinos en este mundo.  Pertenecemos a otro lugar, que es el cielo.  “Mas nuestra vivienda es en los cielos; de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo” Filipenses 3:20.  El altar nos habla de lugar de comunión y adoración al Señor Jesús.  Usted, querido lector, siendo creyente, ¿ha encontrado el lugar donde el Señor esta en medio de dos o tres congregado a su nombre?  Si lo ha encontrado, ¿se encuentra allí?  Hay mucho para distraer, mucho para impedir como había para Abram.   Quizás usted dirá que hay escasez de amor, de comida espiritual en aquel lugar.  Léase por favor la historia de Ruth, donde un hombre apartó de la tierra de promesa porque hubo hambre.  Pero se nota que el hombre que se quedó en la tierra por fe, Booz, llegó a ser un hombre riquísimo en el mismo lugar que Elimelech pensaba que era lugar de hambre.  Así Abram, caminado por fe, no hubiera faltado de nada y hubiera evitado mucha tristeza quedando en la tierra de promesa.  Pero hubo camino de regreso para Abram, y volvió a tener su tienda y su altar.  ¡Que sea así con nosotros, si hemos apartado del camino de fe!

 

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier