La Pascua, continuado

 

Léase por favor Éxodo 12:1-12

 

Queridos jóvenes y amigos,

“Y aquella noche comerán la carne asada al fuego, y panes sin levadura: con hierbas amargas lo comerán….Y así habéis de comerlo: ceñidos vuestros lomos, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente: es la Pascua de Jehová.”

Meditando un poco más sobre estos versículos, pensaba que valía la pena estudiar algo más sobre este sujeto de la Pascua, antes que adelantar a la próxima fiesta, la fiesta de los Panes sin levadura.  Es cierto que la sangre en la puerta era suficiente para proteger los Israelitas de la ira del ángel.  Pero, tenemos algo más en la pascua, que vemos en esta fiesta que comieron dentro de la casa.  El ejemplo para nosotros es esto, que el ser Cristiano quiere decir mucho mas que solamente ser protegido del juicio de Dios.  Sabemos que desde el principio del hombre, Dios quería tener comunión con su criatura.  Así que, nosotros somos salvos del infierno por la misericordia de Dios y la sangre derramada de Cristo en la cruz, pero Dios quiere algo más.  Quiere Dios que participemos en su deleite en su hijo.  Dios quiere que comamos la misma fiesta, que es decir, meditemos, y gloriemos en su amado Hijo, el que es nuestra Pascua.

“Asado con fuego” sin duda nos hace pensar de la profundidad del juicio de Dios sobre el Señor Jesús por los pecados.  Pero, ¿por qué eran hierbas amargas?  ¿Acaso una fiesta no es algo siempre agradable?  Si, pero con ella, las hierbas amargas nos hacen recordar que eran nuestros pecados que causaban el sufrimiento y la muerte de nuestro Amado Salvador Jesús.  No es que sentimos culpables, pues nuestra culpabilidad fue puesta sobre Jesús.  Mas bien, sentimos nosotros humildes en su presencia, agradecidos por la profundidad de lo que sufrió en la cruz.  Me hace pensar de los leprosos que fueron limpiados pero solo uno “como se vió que estaba limpio, volvió, glorificando á Dios á gran voz, y derribóse sobre el rostro á sus pies, dándole gracias.”  Lucas 17:15  Todos eran limpiados, pero solo uno quiso caminar, por decirlo así, en comunión con Dios, alabando a Cristo. 

¿En que manera debían ellos de comer la Pascua? “Ceñidos vuestros lomos, vuestros zapatos en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano.”  Leemos en el nuevo testamento bastante que apoya la interpretación de las palabras sobre lomos ceñidos.  Estad pues firmes, ceñidos vuestros lomos de verdad”  Efesios 6:14 “Teniendo los lomos de vuestro entendimiento ceñidos, con templanza, esperad perfectamente en la gracia que os es presentada cuando Jesucristo os es manifestado.” 1 Pedro 1:13  “Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras antorchas encendidas, y vosotros semejantes á hombres que esperan cuando su señor.”  Lucas 12:35  Ellos en aquel entonces usaron vestidos largos, y para caminar tenían que ceñir o amarrar sus vestidos para que no impidieran.  Así nosotros, tenemos mucho alrededor que impide, si lo dejamos correr con libertad, y nuestra mente o entendimiento es caprichoso, y si no cuidamos, corre tras cosas que no son la verdad. 

¿Y no es bastante obvio que todo sea en vista de el pronto venir del Señor Jesús en el arrebatamiento?  Los Israelitas estaban listos a partir Egipto, sus zapatos en sus pies.  Nosotros, ¿estamos en la misma condición?  ¿O estamos más bien contentos de quedarnos aquí?  Cristo viene pronto, decimos a veces, pero debe de ser más que palabras.  Debe de afectar nuestra forma de vivir.

El bordón o bastón en la mano nos habla de que entre tanto que andemos aquí, solo podemos caminar en comunión si nos apoyamos en el Señor.  No somos capaces de caminar solos.  Pero es su trabajo como nuestro sacerdote apoyarnos en nuestra senda aquí, para que caminemos en comunión con Dios hasta que venga el Señor Jesús para arrebatarnos al cielo.  ¡O Señor Jesús, queremos que sea hoy día!

¡Que triste seria si nosotros quedemos satisfechos de escapar el infierno, sin gozar de comunión con Dios en nuestro caminar en este mundo!

Con mucho afecto en Cristo, su hermano solo por gracia, Felipe Fournier