Pedro y su segunda epístola

 

Léase por favor 2 Pedro 1

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

Por la sugerencia y animo de otro hermano, Dios mediante seguiremos algo mas en el estudio del ministerio de Pedro, con la intención de enfocar mas en lo que escribió por medio de lo que sabemos de su carácter y experiencia.

 

Primeramente quiero notar algo de diferencia en las traducciones de la versión Reina-Valera que acostumbramos usar.  Tengo la costumbre de usar mayormente la versión 1960 simplemente porque el español es un poco más actualizado y yo no tengo la capacidad en el idioma de muchos de ustedes, siendo que mi lengua original es el inglés.  Pero en nuestro capítulo veo algo importante que es mejor traducido en la versión 1960 que en la versión 1919. 

El verso 2 esta bien traducido en ambas versiones y nos es de ánimo.  “Gracia y paz os sea multiplicada en el conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús.”  Aquí se usa Pedro la forma subjuntivo del verbo ser, que nos indica que es algo que alcanzamos por medio de nuestro ejercicio y caminar en este mundo.  Claro que la gracia nos ha sido mostrada en la salvación, y esta no tiene nada que ver con nosotros; es simplemente lo que Dios ha hecho a nuestro favor.  Pero Pedro aquí habla de algo que tiene que ver con las experiencias de la vida.  ¿Tenia paz Pedro cuando había negado a su Señor?  Claro que no, pues había dudado que Dios le iba a cuidar de los malos en su alrededor y buscó salvarse por medio de la mentira y maldición.  El conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesucristo forma la buena parte del porque leemos la Biblia cada día y oramos.  Así nuestras mentes están llenadas con las cosas de Dios que nos otorga la paz y la gracia por la vida diaria.

Pero cuando llegamos al versículo 3, veo muy importante la diferencia que se nota en la versión 1960.  Pongo ambos aquí para que veamos.  La versión 1919 dice “Como todas las cosas que pertenecen á la vida y á la piedad nos sean dadas de su divina potencia, por el conocimiento de aquel que nos ha llamado por su gloria y virtud.”  La versión 1960 dice “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia.”  Yo veo muy importante la diferencia entre “nos sean dadas”  (como si haya una duda) y “nos han sido dadas.”  Quizás un ejemplo nos ayudará.  ¿Pudiera haber dicho Pedro “negué al Señor porque el no me había dado la fuerza suficiente de resistir”?  No, no hubiera podido decir esto.  Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas ya.  Si nosotros fracasamos, no es porque Dios no nos ha dado lo suficiente para cuidarnos.  El problema existe en nosotros mismos. 

Pedro primeramente había jactado en su carácter, orgullosamente diciendo que nunca iba a negar al Señor.  Mucho mejor hubiera sido que Pedro dijera “Si, Señor, es cierto.  Soy débil y seguramente te negaré al menos que tu me sostengas.”  Después, Pedro se puso en la posición falsa de ser uno de ellos, calentándose con la fogata del mundo, de los que había llevado cautivo a Jesús.  ¿Acaso el otro discípulo Juan se encontró alrededor de aquella fogata?  No, el no estaba allá y tampoco se encontró cometiendo el pecado de Pedro.  Nosotros pecamos porque queremos pecar, porque hemos apacentado a la vieja naturaleza en vez de apacentar a la nueva, y no porque no tenemos los recursos necesarios del Señor Jesús y de su palabra.  Si somos negligentes de la palabra de Dios, y de buscar su presencia cada día en la oración, concientes de nuestras debilidades, no podemos culpar a Dios por no habernos dado “todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad.” 

Que el Señor nos cuide a cada cual, cerca de si mismo, con la vista fija en otro mundo, el mundo celestial a donde vamos.  “Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan, no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier