David agradecido a su Dios

 

Léase por favor 1 Samuel 23

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

Aquí en este capitulo 23 de 2 Samuel encontramos a David hablando de corazón.  En verdad, yo no se si oraba, escribía, o hablaba con algún amado.  Pero, fue escrito aquí en la Biblia para nuestra admonición y bendición, y les confieso que este es un capitulo que me gusta leer cuando me siento desanimado.  Les explico porque en un momentito, pero primero vemos algo que formaba parte integral en la vida de David, que así también debe de ser con cada creyente.  Note por favor el verso 3: “El Dios de Israel ha dicho, Hablóme el Fuerte de Israel.”  ¿No es una gran maravilla que Dios omnipotente, Dios que hizo el universo, hablaría a nosotros?  Pero así es, Dios nos habla igual hoy como había hablado con David en aquel día por medio de su palabra, la Biblia, y nosotros le hablamos a el por medio de la oración.  ¿Y como es con nosotros?  ¿No es cierto que Satanás le gusta agitar nuestras vidas con tantas quehaceres que no encontramos tiempo para leer la palabra ni para orar?  Nos quiere debilitar espiritualmente, y el sabe muy bien que el primer paso a la debilidad espiritual es la falta de comida espiritual y ejercicio espiritual, el leer la Biblia y orar. 

 

Y ahora, lo que me anima en este capitulo, es ver la confesión de David en cuanto a si mismo, comparado al Rey futuro.  “El señoreador de los hombres será justo. Señoreador en temor de Dios.”  ¿Quién puede ser menos el Señor Jesucristo, el hijo de David?  Las palabras que siguen después nos habla del milenio, el primer reino de paz, tranquilidad, y justicia en este mundo.  “Será como la luz de la mañana cuando sale el sol, de la mañana sin nubes; cuando la hierba de la tierra brota por medio del resplandor después de la lluvia.”  Palabras gloriosas, que nos deben animar, y eso a pesar de nosotros mismos, como David tuvo que confesar “No es así mi casa para con Dios: Sin embargo él ha hecho conmigo pacto perpetuo, ordenado en todas las cosas, y será guardado; bien que toda esta mi salud, y todo mi deseo no lo haga él florecer todavía.”  ¿Y quien de nosotros diríamos que hemos llegado a ser como Dios quiere?  Pero, David aquí se apoya en la promesa de Dios, el “pacto perpetuo”, y sabe que no hay posibilidad que Dios fracase en su promesa, a pesar de que “no así mi casa para con Dios.”  No se excusó por sus fracasos David.  Simplemente confesó que no había llegado a la meta del Justo que iba a venir, pero eso no cambió la promesa de Dios.  Yo pienso que ustedes pueden apreciar porque estas palabras me animan a mí.

Hay mucho en el resto del capitulo para nuestra bendición y animo, viendo los valientes de David y sus hechos.  Algunos, como Eleazar y Samma, pelearon solos, pues los demás se habían huido.  ¿Usted se ha sentido a veces muy solo en su deseo de seguir al Señor?  Samma defendió un campo de lentejas, que quizás algunos hubieron dicho que no valió la pena.  Pero era tierra en la nación de Israel, y Samma pudo ver su valor.  A veces quizás nos parece que no vale la pena tanta lucha para congregarse al nombre del Señor Jesús en la tierra de la verdad.  ¿Vamos a resistir el ataque del enemigo como Samma, cuando los demás se han huido?  Tomamos consuelo de las palabras “Jehová hizo una gran salud.”  No era la fuerza propia de Samma, e igual es con nosotros si vamos a seguir en la senda de obediencia a la palabra de Dios, tiene que ser por la fuerza que Dios nos da.

Hemos hablado antes de los tres valientes que llevaron agua a David del pozo de Belén.  Se nota que no se menciona aquí Joab como uno de los valientes, solo sus dos hermanos, Abisai y Ásael, y su escudero, Naharai.  Es una advertencia a los que son profesantes pero no verdaderos creyentes en el Señor Jesús.  En el fin, no se puede fingir delante de El que sabe todo.

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier