Simón Pedro aprende seguir a Jesús

 

Léase por favor Lucas 5:1-11

 

Queridos jóvenes y amigos,

 

Se puede leer un breve resumen de la llamada de Pedro en Mateo y Marcos, pero en el evangelio de Lucas vemos la historia en sus detalles.  No era un accidente que el Señor Jesús escogió este lugar al lado de la mar de Galilea para predicar, justo donde estos hombres estaban lavando sus redes.  Vemos este versículo “Y entrado en uno de estos barcos, el cual era de Simón, le rogó que lo desviase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde el barco á las gentes.”  Podemos imaginar como seria para Pedro, que este hombre que antes le había cambiado su nombre, ahora se mete en su barco sin pedir permiso, y le hace petición que saliera de tierra un poco.  Pero Pedro se había dado cuenta que este no era un hombre como cualquier, aunque en nuestro capitulo iba a aprender mucho mas, ambos de quien era Jesús y también de su propio condición.

Vemos que después de haber usado el barco de Pedro para plataforma, ahora iba a recompensar a Pedro por tal uso.  Seguro es que Dios nunca va a ser deudor de nadie, y el Señor mandó a Pedro y Andrés “echad vuestras redes para pescar.”  Claro es que Pedro tenía dudas que valió la pena, después de toda la noche haber pescado sin resultado.  Solo tuvo fe para echar una sola red, no “redes” como dijo el Señor, e imaginemos su sorpresa que la red se llenó tanto, que tuvo que llamar a sus socios para ayuda y aun así no cabían los pescados en dos barcos.

Quizás al principio Pedro pensaba “que cosa, ahora puedo comprar barco nuevo, puedo aumentar mis ganancias y engrandecer mi negocio para tener mas socios.”  Pero, de repente, se da cuenta de algo tanto más impresionante.  Estaba en presencia del hijo de Dios, manifestado en carne.  ¿Quién mas puede ser que haría tal cosa?  Y, ¿Qué era su próximo pensamiento?  Que el era un pecador indigno de estar en presencia de tal persona.  Dijo “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.” 

Vemos claramente el primer resultado de estar en presencia de Dios, que uno se da cuenta de su condición como pecador perdido.  ¿Se acuerda de la parábola de la semilla que fue sembrado en pedregales?  Mateo 13:20 nos dice “Y el que fué sembrado en pedregales, éste es el que oye la palabra, y luego la recibe con gozo.”  El defecto aquí es que hubiera sido mucho mejor si la palabra fuera recibida como Pedro la recibió, con asombro de reconocer su condición delante de Dios.  El gozo seguro viene después, cuando uno se da cuenta que el mismo Señor Jesús pagó la deuda para tales pecados.  Pero al principio el arrepentimiento no trae gozo sino tristeza.  No es tan popular hoy en día de hablar de pecadores inmerecidas como se sintió Pedro.  Pero así éramos y seguimos siendo sin que la gracia haya trabajado en nuestros corazones para hacernos hijos de Dios, participantes de la naturaleza divina.

A pesar de sus palabras, Pedro realmente no quiso que Jesús se apartara de el, mas bien quería estar siempre en su presencia.  ¿Cómo sabemos?  Abandonó su mejor pesca y siguió a Jesús.  Si había tenido pensamientos de enriquecerse con la bonanza que el Señor le había otorgado, los deja para seguir aquel hombre santo cuya persona había ganado su corazón.  Y aunque vamos a ver a Pedro equivocando en muchas ocasiones, aquí vemos nada más que un ejemplo bueno para seguir.  O, querido lector, ¿es así contigo?  ¿Te ha ganado el corazón la persona de Cristo?  ¿Se ve los resultados en tu vida, y en la mía?  ¿O solo nos ocupa las cosas de este mundo, los pescados o lo que sea?

Su hermano solo por gracia, Felipe Fournier